Comunidades asháninkas de Cusco y Junín se capacitan en la crianza de abejas nativas sin aguijón (meliponas), para desarrollar iniciativas de economía circular y contribuir a la conservación de ecosistemas amazónicos.

Comunidades asháninkas de la selva central impulsan la crianza de abejas sin aguijón

Comunidades asháninkas de Cusco y Junín se capacitan en la crianza de abejas nativas sin aguijón (meliponas), para desarrollar iniciativas de economía circular y contribuir a la conservación de ecosistemas amazónicos.

Las meliponas cumplen una indispensable labor como polinizadoras. El aprovechamiento sostenible de sus recursos plantea grandes oportunidades a comunidades indígenas. Fotos: Ian Bravo / Fondo Socioambiental del Perú

21 de agosto, 2024.- Mujeres, jóvenes e infancias de comunidades asháninkas de la selva central se capacitan técnicamente para la crianza abejas sin aguijón o meliponas, especies indispensables para la conservación de ecosistemas amazónicos.

Gracias al acompañamiento y articulación de Eco Asháninka, Amazon Research Internacional (ARI) y organizaciones aliadas, la meliponicultura se viene posicionando como una alternativa económicamente sostenible en comunidades de Junín y Cusco, ubicadas en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM).

A fines de julio, un equipo multidisciplinario visitó y conoció de cerca el desarrollo de estas actividades respaldadas por el Fondo Socioambiental del Perú, a través de la convocatoria Amazonía Resiliente II, con el apoyo de Climate and Land Use Alliance (CLUA).

Construyendo oportunidades

Las meliponas son una especie de abejas oriundas de América que se caracterizan por la ausencia de aguijón. No solo cumplen un importante rol como polinizadoras, en los últimos años su miel ha comenzando a ser reconocida por las propiedades medicinales que contiene. Aunque las comunidades amazónicas han manejado este conocimiento de forma ancestral, el creciente interés por la miel que producen las meliponas está abriendo nuevas alternativas de desarrollo.

Este recurso natural de la Amazonía no solo empodera economías locales, sino también fortalece la protección de estas especies que están vulnerables al cambio climático y a la deforestación”, indica la doctora en biología química Rosa Vásquez Espinoza.

Como directora de ARI, Vásquez Espinoza está dedicada a la investigación de las meliponas y a la articulación con múltiples actores para protegerlas. Gracias a un trabajo coordinado con ECO Asháninka, ha desarrollado un programa de capacitación para promover la crianza de meliponas y fortalecer el conocimiento ancestral que hay alrededor de estas.

“Al hablar de estas abejas, también hablamos de proteger el conocimiento cultural que se ha transmitido oralmente a lo largo de muchas generaciones. Las meliponas han sido ignoradas por mucho tiempo, son las especies nativas de la Amazonía de abejas. Aseguran dos de tres comidas que salen de la Amazonía. Son vitales para las cadenas alimenticias y también para la polinización de los frutos nativos y las plantas”, resalta.

En Perú se han reconocido científicamente 175 especies de meliponas, pero se estima que el número es mayor a 300. Como indica el biólogo César Delgado, en la actualidad, se viene trabajando con 17 especies de meliponas en la Amazonía Peruana. 

Delgado es responsable del proyecto Abejas nativas sin aguijón del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP). Con su experiencia, ha acompañado numerosas iniciativas de promoción de la meliponicultura. Él resalta que este es un trabajo que necesita organización, constancia y apoyo para mantenerse. 

En territorios afectados por la ausencia del Estado y la depredación de ecosistemas, el aprovechamiento de la miel, el polén y el propóleo de las meliponas plantea nuevas oportunidades para las personas. “Este es uno de los pocos proyectos que puede desarrollarse en comunidades alejadas”, agrega el biólogo.

Al hablar de estas abejas, también hablamos de proteger el conocimiento cultural que se ha transmitido oralmente a lo largo de muchas generaciones”

Rosa Vásquez Espinoza, directora de Amazon Research International

Contrarrestando amenazas

El VRAEM es una zona de la Amazonía peruana afectada por la ausencia del Estado y la propagación de actividades ilícitas. La presencia de actores vinculados al narcotráfico pone en riesgo vidas y territorios indígenas, mientras que estigmatiza a toda la población que vive en el lugar. Conscientes de la complejidad del contexto, las comunidades nativas apuestan por alternativas para su bienestar. 

Tal es el caso de las comunidades agrupadas en ECO Asháninka, quienes con el equipo técnico del Servicio de Nacional de Áreas Protegidas por el Estado (Sernanp), se encargan de garantizar la conservación de las más de 184 mil hectáreas de la Reserva Comunal Asháninka

Las acciones de protección van desde el fortalecimiento de los comités y sistemas de vigilancia, hasta la promoción de iniciativas de desarrollo comunitario y conservación. De esta forma, ECO Asháninka ha llevado a cabo un proyecto para proteger las abejas nativas de la Amazonía en Marontoari y Pitirinquini que, a su vez, ha incluído la reforestación de árboles nativos para recuperar ecosistemas degradados.  Estas actividades han ido acompañadas de la creación de un mapa de abejas sin aguijón y una guía para su crianza que rescata el conocimiento indígena. 

“Estas iniciativas empoderan al pueblo indígena. El pueblo indígena ya dice: ‘Nosotros mismos tenemos nuestros propios recursos’ y hace lo suyo. Nos permiten seguir conservando y evitar cualquier tipo de amenazas”, sostiene César Ramos Pérez, presidente de ECO Asháninka.

Esta iniciativa se ha complementado con el trabajo de ARI, que viene empoderando a mujeres asháninkas a través de las oportunidades de economía circular que ofrece la meliponicultura. Como señala la directora de la organización, esta se ha vuelto en una actividad que las mujeres lideran y en donde las infancias también se involucran. En ese objetivo, el proyecto ha planteado construir el primer santuario de abejas sin aguijón en la comunidad nativa Cutivireni, en Junín. Con la ciencia y técnicas modernas, se busca hacer que este sea un proceso más sostenible y replicable en otras comunidades. 

“Cada comunidad tiene una realidad distinta y tenemos que trabajar en base a eso. Por ello tenemos que construir alianzas con socios estratégicos, como autoridades, líderes comunales y la propia población”, resalta Miriam Delgado, responsable de proyectos de ARI. 

Estas iniciativas empoderan al pueblo indígena. Nos permiten seguir conservando y evitar cualquier tipo de amenazas

César Ramos Pérez, presidente de Eco Asháninka

Mirada a futuro

En el marco de una alianza estratégica, entre el 22 y el 29 de julio, ARI y ECO Asháninka realizaron talleres técnicos y de sensibilización con las poblaciones de cuatro comunidades nativas: Marontoari, Pitirinquini, anexo Chimiato (Cusco) y anexo Tincareni de Cutivireni (Junín).

De la mano de Amazon Research Internacional (ARI), EcoAsháninka, la Reserva Comunal Asháninka, Earth Law Center y actores aliados desarrollaron una agenda de capacitaciones en tres comunidades asháninkas de la Selva Central y dos anexos.

La visita permitió conocer el trabajo que se viene realizando junto a las comunidades asháninkas, articular el conocimiento ancestral y el científico. Además, se establecieron compromisos de construir una agenda a futuro. 

“Lo importante es trabajar lo social, ahí está lo primordial. Eso duplica la conservación”, resalta el líder César Ramos.